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Manifiesto de campaña

  • Campaign Manifesto

I. PREÁMBULO

Nosotres les abajo firmantes, feministas y aliades, amigues y compañeres activistas de todas las regiones del mundo y de múltiples movimientos, en forma individual y colectiva afirmamos nuestra determinación de participar de manera plena y significativa en el sistema internacional de derechos humanos con el objetivo de alcanzar la justicia social para todas las personas. A través de este Manifiesto organizamos nuestras ideas acerca de los derechos humanos y movilizamos nuestras energías y esfuerzos para hacer realidad nuestra visión de un Consejo Popular abierto a una diversidad de ideas, que aliente el debate y el disenso además de garantizar la participación significativa de les activistas:  

1. Afirmando el derecho de todas las personas en todas partes a que ver satisfecho todo el espectro de sus necesidades y a la plena realización de sus libertades y derechos aquí y ahora. Ya pasó el tiempo de aguardar, de tener esperanzas, de exigir, negociar y suplicar. La hora es ahora. El mundo cuenta con los medios para satisfacer esas necesidades y realizar esos derechos, y la decisión de hacerlo es nuestra. La obligación de garantizar que esto ocurra les corresponde a los estados y deben cumplir con esa obligación ya mismo.

2. Recordando que a lo largo de la historia nosotres, los pueblos del mundo, hemos demostrado que somos capaces de crear en conjunto nuestras realidades; de procurar la justicia social; de amarnos, inspirarnos, cuidarnos y sanarnos entre nosotres y al planeta. Lo hemos hecho de maneras que expresan y afirman nuestra humanidad, nuestro ser, nuestra capacidad de decidir y actuar, nuestra interdependencia y nuestro vínculo con les otres y con el planeta. Hemos luchado por la justicia social y contra toda clase de opresiones y exclusiones. Y hoy seguimos luchando. Todavía.

Recordando también que somos nosotres, seres humanos, quienes nos hemos dañando unes a otres repetidas veces a lo largo de la historia, tomando decisiones y encarando acciones que crearon situaciones en las que no se satisface todo el espectro de las necesidades de otres seres humanos y no se realizan plenamente sus derechos humanos. Así hemos tratado también al planeta y a las otras especies.

3. Indignades porque dentro de este cuadro de daño y destrucción, actores poderosos motivados por la codicia se han complotado para tomar y retener el poder político y económico, atendiendo siempre a sus propias necesidades e intereses. Esas elites han abandonado a los pueblos y le han dado la espalda a un compromiso genuino, consistente y duradero con las necesidades y derechos de las personas. Y esto lo han hecho en nombre de los pueblos. Para imponer su poder opresivo sobre la sociedad y particularmente sobre activistas, militantes y revolucionaries, las elites políticas restringen, silencian, amenazan, vigilan, castigan, desaparecen y asesinan a todes aquelles que disienten y cuestionan su poder, sus decisiones, opciones y prácticas. Estos ataques se despliegan con particular dureza contra les feministas que una y otra vez son desautorizades y se ven sometides a formas específicas de silenciamiento y vigilancia.

También indignadesfrente a la realidad de que estas élites han fracasado por completo en cuanto a garantizar la realización de las infinitas posibilidades que existen para crear un mundo en el que todas las personas en todas partes tengan sus necesidades satisfechas y disfruten de todos sus derechos humanos.

4. Lamentando las pérdidas generalizadas y profundas que hemos sufrido en estas últimas décadas como producto de la codicia y los abusos de poder persistentes por parte de las elites políticas y económicas. Estamos de duelo por el impacto de esas opresiones sobre la salud, el bienestar y las vidas de las personas. Lamentamos la pérdida de tierras y territorios, la destrucción del ambiente, de otras especies y de ecosistemas. Y nos apena la pérdida de conocimientos, comunidades, hogares, medios de subsistencia, seguridad y protección. Deploramos la pérdida de libertades y autonomía sobre nuestras propias vidas, cuerpos y espacios.

5. Reconociendo que la pandemia del COVID-19 era completamente innecesaria y fue provocada por el fracaso político, por décadas de ausencia de compromiso político para garantizar que los recursos del mundo se compartan y se distribuyan en forma justa así como para asegurar el respeto y la protección debidas al planeta y a las otras especies. Que la pandemia ha tenido un impacto desproporcionado sobre las personas que viven en la pobreza en general y en particular sobre las mujeres y las personas disidentes de género. Reconociendo con indignación la falta de acceso a las vacunas en los países del sur global como el síntoma más reciente de la red y el sistema de acumulación, codicia y extractivismo creados por los estados del norte global.

Reconociendo también que la pandemia aceleró y a la vez profundizó crisis ya existentes en cuanto a la calidad de vida de la mayoría de las personas del mundo, mientras una minoría gozaba de niveles de riqueza y privilegio inmerecidos e insostenibles. Reconociendo además que los fracasos políticos y de liderazgo en relación a la pandemia han agravado su impacto sobre las personas del común en todas partes, particularmente sobre aquellas que se han visto forzadas a ocupar los márgenes de la sociedad. Y reconociendo que esos impactos multiplicarán los efectos e impactos de crisis, emergencias y conmociones futuras que afecten las vidas de las personas más oprimidas y marginadas, en particular las que viven en la pobreza, las mujeres, les disidentes de género y les que viven con discapacidades.  

6. Celebrándonos como gente, como feministas, activistas, revolucionaries y militantes. Celebrando también nuestra labor y nuestros esfuerzos. Celebrando nuestros múltiples alzamientos, procesos organizativos y movilizaciones inspiradas y provocadas por un incansable espíritu de esperanza, resistencia e imaginación - aun en medio de la pandemia global. Celebrando también los cambios que hemos impulsado y generado, con suavidad y con fuerza. Celebramos la sabiduría y el amor, la amistad, la solidaridad y la acción colectiva de nuestros movimientos que atraviesan geografías, temáticas, contextos y culturas. 

Celebrando y afirmando  a quienes nos precedieron; su conocimiento, su sabiduría y sus esfuerzos por crear una sociedad justa y a quienes han preparado el camino e impulsado los derechos de todas las personas en todas partes a tener sus necesidades satisfechas y a realizar plenamente sus derechos. Afirmamos todo lo que hicieron para poner en primer plano y en un lugar central a las mujeres y a todes aquelles que están más profundamente oprimides y forzades a ocupar los márgenes de la sociedad. Nos comprometemos a honrar a quienes vendrán y seguirán este camino después de nosotres y, a través de nuestras acciones, a expresar nuestro respeto por elles.

7. Reconociendo a las muchas personas del común, tanto las que son visibles para quienes tienen el poder como quienes no lo son,  que encabezan las luchas; prestan servicios esenciales; ayudan a garantizar nuestra supervivencia; realizan trabajos no remunerados, que no se cuentan y/o que permanecen invisibilizados en el hogar y en otros espacios; y a todes quienes tienen medios de subsistencia precarios.

Reconociendo también a quienes de múltiples formas han resistido y empleado la imaginación en sus contextos, contribuyendo a subvertir los sistemas de poder opresores e impulsando a lo largo del tiempo la justicia social, de maneras que a menudo no gozan de reconocimiento.

8. Nombrando y denunciando los sistemas de opresión que son causas estructurales de las opresiones que llevan a la marginación, la exclusión, la discriminación y las consecuentes desigualdades: el capitalismo y el orden económico neoliberal como motores que alimentan la militarización y los conflictos, las crisis de la democracia y la degradación ecológica, el colonialismo y el imperialismo, el patriarcado, la homofobia y la transfobia, el capacitismo, el racismo, las ocupaciones y otras opresiones. Condenamos la escalada de ataques contra los derechos humanos, contra el sistema internacional de derechos humanos y contra quienes defienden los derechos humanos, les activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil.

9. Inamovibles y firmes en nuestra determinación de continuar trabajando en un marco de solidaridad, comunidad y amistad dentro de nuestros movimientos y entre ellos para intensificar, expandir y profundizar nuestro activismo, nuestros procesos organizativos y nuestra labor. Impulsaremos en forma activa una agenda feminista, insistiendo en que el mundo – a través de los estados – ya cuenta con medios, recursos y poder suficientes como para garantizarle a todas las personas en todas partes la satisfacción de todas sus necesidades y la plena realización de  sus derechos.

Firmes también en nuestra determinación de ejercer nuestro poder para exigir o forzar y garantizar la rendición de cuentas por parte de los estados en cuanto a transformar la interpretación de los derechos humanos pasando de un enfoque neoliberal a otro que sea equitativo y justo; garantizar la participación significativa y el liderazgo de activistas y revolucionaries en el sistema de derechos humanos; asegurar para todas las personas en todas partes y especialmente para aquellas forzadas a ocupar los márgenes de la sociedad la satisfacción de sus necesidades y la plena realización de sus derechos.

II. LA DECLARACIÓN #SILLASVACÍAS

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II. THE #EMPTYCHAIRS DECLARATION
1. La inevitabilidad de un mundo socialmente justo

La pandemia del COVID-19 continúa mostrándonos a todes las desigualdades globales profundas y arraigadas, de formas que resultan imposibles de negar. Tenemos en claro que a esta situación chocante e inaceptable de desigualdad la crea y la mantiene un sistema de opresión, explotación y exclusión. Ese sistema sirve a los intereses de las elites. Esas elites incluyen actores de los estados y del sector privado, en su mayoría corporaciones. El COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades y esta falta de libertades, al mismo tiempo que nos ha hecho renovar nuestra determinación de alcanzar la igualdad, la libertad y la dignidad para todes. Los ataques contra nuestra dignidad y nuestras libertades no nos han doblegado ni quebrado. La pandemia nos ha mostrado que cuando los estados deciden hacerlo pueden - y efectivamente logran - garantizar la satisfacción de las necesidades y la plena realización de sus derechos para aquelles que han sido forzades a vivir en los márgenes. Entramos en esta nueva era con nuestras esperanzas renovadas. Pondremos fin a las desigualdades y a las injusticias. Nuestro incentivo y lo que nos alienta es esta nueva claridad acerca de que la igualdad y la justicia social son inevitables.

2. Una nueva era de esperanza y renovación

Les feministas estamos entusiasmades, liderando y organizándonos. Hemos sacado a la superficie, nombrado, denunciado y confrontado a los poderes opresores antes y sin duda alguna durante la pandemia del COVID-19. Hemos resistido de múltiples formas frente a la opresión, explotación, exclusión y marginación inherentes a los sistemas económicos y políticos injustos que gobiernan nuestras sociedades. Estamos más determinades y listes que nunca para impulsar de nuevas maneras el ideal de que todas las personas en todas partes tengan todas sus necesidades satisfechas y puedan realizar plenamente sus derechos. Tenemos más claridad que nunca acerca de que resulta imperativo garantizar que quienes viven en la pobreza, particularmente las mujeres y les disidentes de género que se han visto forzades a vivir en los márgenes de la sociedad, pasen a ser una prioridad en este nuevo impulso hacia la justicia social mediante los derechos. Nos enardecen y nos provocan las adversidades que hemos vivido y el dolor que llevamos con nosotres; nos inspiran los momentos fugaces en que hemos visto a los estados tomando decisiones y optando a favor del bienestar de la gente. Nuestra fuerza y nuestro poder alimentan nuestra esperanza y nuestra determinación.

No vamos a retroceder. 

3. Una acceleración de la resistencia y la imaginación feministas

A pesar de las pérdidas, el dolor y la opresión que vivimos, nunca vamos a darnos por vencides. Nos cuidaremos entre nosotres, dándonos espacio para recuperarnos, renovarnos y cuidarnos, y persistiremos. Retirarnos y darnos por vencides simplemente no es y nunca será una opción para nosotres. Están en juego nuestras vidas, nuestra autonomía y nuestra posibilidad de decidir. Frente a la hostilidad de los estados y corporaciones así como de algunos sectores de la sociedad civil que quieren controlar nuestra libertad, seguimos generando resistencias individuales y colectivas. Nos negamos a permitir que las arremetidas, fracasos y descuidos de los estados o la explotación a que nos someten las corporaciones nos dobleguen y nos quiebren. Nos negamos a ser intimidades por los sectores conservadores y reaccionarios de la sociedad civil. Viviremos y moriremos resistiéndonos a todas las formas de opresión expresadas mediante ideas, instituciones, sistemas o actores individuales. Este Manifiesto expresa nuestro desacuerdo con lo que es, con el sistema deficiente de derechos humanos. El mundo es capaz de algo mejor. Nos resistiremos a lo que no corresponde y nos imaginaremos lo que es posible, haciéndolo real mediante la acción colectiva. Nuestra resistencia se yergue frente a las ideas, acciones, omisiones y decisiones de estados e instituciones explotadoras como las corporaciones que no están sujetas a rendición de cuentas.

Insistimos en soñar, imaginar y generar ideas por un presente y un futuro feminista, así como en vivirlos. Continuaremos con nuestro trabajo y lo intensificaremos para crear y ampliar espacios, comunidades y procesos que demuestran en la práctica cómo es el mundo que queremos, basado en la ecuanimidad, la equidad y la justicia. Un mundo en el que todas las personas en todas partes tienen todas sus necesidades satisfechas y realizan plenamente sus derechos humanos. Y en el que les más excluides y oprimides así como quienes han sido forzades a vivir en los márgenes de la sociedad son una prioridad. Insistimos en tener esperanzas acerca de nosotres mismes, de les otres y de la posibilidad de que exista un mundo diferente en el presente y en esta década.

4. Los derechos humanos como fundamento de la justicia social

El discurso de los derechos humanos es uno entre muchos. Es posible hablar de transformación social y de justicia social por fuera de él. El lenguaje y los marcos de referencia de los derechos humanos tienen que evolucionar en forma significativa para poder realizar su potencial emancipatorio. Para muches activistas, el discurso de los derechos humanos es una construcción capitalista. Elles piensan que para que los derechos humanos tengan sentido como parte de una agenda transformadora es necesario cambiar la forma en que se interpreta su versión codificada. Este proceso ya está en marcha con la evolución, interpretación y reinterpretación de las normas y estándares de derechos humanos que nos brinda una oportunidad y la esperanza de que, en la práctica, los derechos humanos puedan ser vistos como una base fundacional hacia y para la justicia social, comportándose de verdad como un marco de referencia que atraviesa múltiples temáticas, luchas y preocupaciones. Los derechos humanos como marco de referencia nos ofrecen una forma de pensar acerca de lo que no se puede negociar y de cómo ampliar nuestras aspiraciones: el buen vivir como parte de lo que es fundamental para la dignidad y la libertad humanas. Nos organizamos para transformar la forma en que se conceptualizan, desarrollan, interpretan y expresan los derechos humanos. También – y en el mismo plano de importancia – nos organizamos para transformar el proceso por el cual participamos en este discurso y en las decisiones relacionadas con él para que sea transparente, con rendición de cuentas y asentado sobre una participación significativa.

  Por lo tanto declaramos nuestra intención de transformar plenamente el sistema internacional de derechos humanos al servicio de esta agenda de transformación.

5. Un Consejo Popular

Un Consejo Popular implica que el sistema internacional de derechos humanos demuestra en forma activa y consistente que les activistas - incluyendo a les activistas feministas, de los movimientos y otres actores de la sociedad civil - ocupan un lugar central en todos los procesos así como en la toma de decisiones, entre sesiones y eventos a la vez que durante ambos. En un Consejo Popular se nos ve como iguales, capaces de contribuir de maneras significativas para que las decisiones y los procesos para tomarlas sean sólidos. Ese Consejo procura, celebra y reconoce nuestros roles y aportes; cualquier decisión tomada sin nosotres es considerada ilegítima por los propios estados. En él podemos expresarnos libremente, en forma directa y con audacia, sin miedo, intimidación y amenazas de sufrir consecuencias negativas, especialmente cuando cuestionamos, confrontamos y denunciamos el fracaso de los estados en cuanto a promover, defender e impulsar los derechos humanos para todas las personas en todas partes. En un Consejo como ese, se procuran y se celebran las ideas; la accesibilidad ocupa un lugar central; hay una apertura y una búsqueda activa para incluir toda la gama de realidades y aspiraciones de las personas y sus comunidades por el buen vivir. Allí no estamos sometides a una representación simbólica, al paternalismo o a la condescendencia. Los estados tienen la obligación de garantizar todo esto. Las instituciones de derechos humanos con su personal y otres actores técnicos garantizan activamente que los pueblos en efecto participen de estas maneras y su prioridad es servir a les activistas, a quienes defienden los derechos humanos y a otres actores de los movimientos y la sociedad civil, poniendo la accesibilidad para personas con discapacidad al tope de su agenda. No tienen una actitud indulgente frente a las agendas estatales que van en contra de esa participación significativa, ni se esconden detrás de una pretendida impotencia. 
En un Consejo Popular las personas en todas partes consideran que el sistema de derechos humanos es suyo y como tal lo viven. A las personas del común les parece que tiene sentido interesarse fuertemente por ese Consejo y participar en las conversaciones, labores y decisiones de actores e instituciones de ese sistema.

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III. PRINCIPLES OF A DEMOCRATIC HUMAN RIGHTS SYSTEM

III. PRINCIPIOS DE UN SISTEMA DE DERECHOS HUMANOS DEMOCRÁTICO

Un sistema de derechos humanos basado en prácticas democráticas de participación significativa, rendición de cuentas y transparencia reconocerá y respetará en la práctica los siguientes principios:

  1. La satisfacción de las necesidades y la plena realización de los derechos de todas las personas en todas partes
  2. El mundo tiene la obligación de compartir sus recursos para garantizar la satisfacción de todas las necesidades de todas las personas en todas partes y la plena realización de sus derechos
  3. Actores en los espacios de derechos humanos deben practicar en forma consistente una toma de conciencia acerca del poder
  4. Actores en espacios de derechos humanos deben garantizar la participación significativa de feministas, activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil
  5. Actores en espacios de derechos humanos deben garantizar que les feministas, activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil puedan ejercer su libertad de pensar y hablar, incluyendo la libertad de disentir
  6. La seguridad en todos los sentidos es fundamental para la participación significativa
  7. Los estados deben demostrar su integridad, principios y prácticas democráticas en todo momento y en todos los espacios del sistema de derechos humanos
1. La satisfacción de las necesidades y la plena realización de los derechos de todas las personas en todas partes

Todos los seres humanos tienen los mismos derechos. Para garantizar que todas las personas puedan realizar el espectro completo de sus derechos, quienes hemos estado más oprimides, excluides y marginades debemos ser una prioridad y nuestras necesidades deben ser plenamente satisfechas. No podemos tolerar y considerar normal ni un día más a una sociedad en la que se satisfacen las necesidades y se realizan los derechos de algunes y no de otres.
Agua potable y limpia, al igual que el aire; alimentos nutritivos, seguros y libres de aditivos químicos dañinos y modificaciones genéticas; vivienda decente; espacio y oportunidades para hacer ejercicio y moverse, disfrutar de espacios abiertos, que haya abundante naturaleza en nuestro ambiente; vivir junto a otras especies; salud y fortaleza físicas; habitar nuestros cuerpos y nuestras vidas como lo deseemos, con autonomía y libertad; vivir vidas plenas y significativas, sin miedo a la violencia, el hambre, la sed, la enfermedad o a ninguna otra cosa; oportunidades y la opción de vincularnos, hacer vida social, entablar relaciones y desarrollar un sentido de pertenencia y comunidad, o no; moldear, crear colectivamente y aportar a nuestras comunidades y sociedades; respetar y cuidar al planeta y a todas las otras especies; que nuestros ‘territorios’ sean respetados para que podamos habitarlos como nos parezca adecuado. Aprender y utilizar una lengua materna; transmitir y preservar la propia cultura, o no; tener una historia, recordarla, conocerla y contarla, o no; libertad para expresar emociones – amor, esperanza y alegría así como ira, dolor y tristeza, entre otras, cuando nos parezca adecuado; espacio y libertad para pensar, participar, hablar y ser escuchades. Estar en silencio; tener acceso a la información acerca de decisiones y acciones que se toman y se encaran en nuestro nombre; confianza en que quienes nos re-presenten nos consultarán y escucharán de verdad, serán transparentes y nos rendirán cuentas; confianza en que se espera que pensemos por nuestra propia cuenta.

Estos son nuestros derechos. Nos permiten satisfacer todo el espectro de nuestras necesidades humanas para que podamos tener la experiencia y el disfrute del buen vivir.

2. El mundo tiene la obligación de compartir sus recursos para garantizar la satisfacción de todas las necesidades de todas las personas en todas partes y la plena realización de sus derechos

Como sociedad tenemos toda la capacidad y todos los medios – económicos, relacionales, sociales, personales y políticos – para satisfacer las necesidades básicas, ya sean materiales o de otra clase, de todas las personas en todas partes y por lo tanto de lograr el buen vivir. Si nosotres, los pueblos, con el liderazgo decidido de los gobiernos comprometidos con la idea del “buen gobierno”, es decir, gobiernos que actúen al servicio de los pueblos, elegimos hacer de esto una prioridad, una cuestión urgente, un imperativo, lo vamos a lograr. La acumulación, la codicia y las prácticas extractivistas tendrán que cesar y terminar para que esta meta alcanzable se convierta en una realidad. Es importante que esto se convierta en una prioridad global para los gobiernos de todo el planeta en forma individual y colectiva. Y entonces podrá hacerse realidad.

3. Actores en los espacios de derechos humanos deben practicar en forma consistente una toma de conciencia acerca del poder

Para que la práctica de los derechos desestabilice y arranque de raíz las causas sistémicas y estructurales de las opresiones y la injusticia, es fundamental darle un lugar central al análisis del poder. Cuando se toman decisiones relacionadas con derechos humanos, es necesario tomar en cuenta las formas en que se comparte y no se comparte el poder, las formas en que se crean las elites y “les otres” y su preservación mediante el uso y el abuso del poder. Esto se aplica tanto a los estándares y normas del sistema como a los aspectos relacionales entre estados y feministas, activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil. Este análisis del poder al interior del discurso de los derechos humanos es el que mejor puede contribuir a transformar las realidades económicas, sociales y políticas. La justicia social no es posible sin cambios en las relaciones de poder. Por eso la perspectiva del poder debe ocupar un lugar central en el pensamiento, los diálogos, las negociaciones y decisiones de derechos humanos.

4. Actores en espacios de derechos humanos deben garantizar la participación significativa de feministas, activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil

Feministas y activistas de movimientos por la justicia social hemos trabajado durante décadas junto a los estados, y a menudo contra ellos, para establecer, difundir y hacer evolucionar el discurso, los conceptos, la cultura, la práctica y el sistema de los derechos humanos. Nos pertenece a todes. Los derechos humanos son fluidos y los movimientos ayudan a evolucionar y avanzar la comprensión de los derechos y las preocupaciones sobre los mismos. Continuaremos haciendo este trabajo. Si el sistema de derechos humanos es un logro colectivo y nos pertenece a todes, tenemos que poder participar en su conformación, en su evolución y en el ritmo al que evoluciona. Tenemos que poder afirmar derechos, desarrollarlos, interpretarlos y expresarlos; y hacerlo también en un sistema de derechos humanos que dé cabida a nuevas cuestiones e intereses y que valore la fluidez, el crecimiento y la amplitud de las preocupaciones en materia de derechos humanos y de quienes abogan por ellos. La participación significativa nunca es simbólica, condescendiente, paternalista o performativa. Se nos debe garantizar el estatus de participantes en condiciones de igualdad y en toda nuestra diversidad, sin impedimentos o barreras de ninguna clase, en todos los espacios y conversaciones de derechos humanos y especialmente en los que son de “alto nivel”. Junto con otres actores, fijaremos la agenda de esos espacios y aportaremos nuestro liderazgo en todos los procesos para construir una práctica democrática de derechos humanos en nuestras instituciones de derechos humanos internacionales, regionales y nacionales.

5. Actores en espacios de derechos humanos deben garantizar que les feministas, activistas y otres actores de los movimientos y la sociedad civil puedan ejercer su libertad de pensar y hablar, incluyendo la libertad de disentir

El sistema de derechos humanos está pensado como un espacio democrático. La participación significativa exige la visibilidad y las voces de feministas, activistas y otres actores de la sociedad que deben tener la libertad de no pedir disculpas cuando expresan sus ideas y posiciones. Deben sentir que son y efectivamente ser libres de hablar con toda franqueza en todos los espacios del sistema internacional de derechos humanos, sin excepción. Esto incluye a todos los espacios multi y bilaterales donde se reúnen gobiernos para deliberar dentro del sistema de gobernanza global. El debate, el disenso, el diálogo y la accesibilidad son fundamentales para que existan procesos democráticos y para expresar la libertad. Son herramientas sagradas de nuestro sistema de derechos humanos. Las protestas, acciones directas y actos de desobediencia civil también deben ser bien recibidos y permitidos por los estados en el sistema de derechos humanos como aportes válidos y críticos a la práctica democrática, el discurso de derechos humanos y los resultados socialmente justos. Los estados y las propias instituciones de derechos humanos tienen que prestar atención a la necesidad de contar con amplios recursos para la participación de feministas, activistas y otres actores. Esto incluye que elles puedan llegar fácilmente a esos espacios, que tengan acceso a la tecnología, que existan puntos de entrada plenamente operativos y accesibles para activistas en las diferentes instituciones y sesiones de derechos humanos, espacios con libertad para hablar y participar de otras maneras, y que todos los espacios, herramientas y tecnologías sean amigables para con sus usuaries.

6. La seguridad en todos los sentidos es fundamental para la participación significativa

Los riesgos y amenazas que enfrentan quienes son visibles, hablan, se expresan y actúan, así como la actitud general de los estados hacia quienes disienten, implican que a menudo no sea posible para activistas, revolucionaries y personas que defienden los derechos humanos participar de una manera genuinamente significativa. En estos espacios se reproducen y se refuerzan las opresiones impuestas en el “mundo de afuera”; así, activistas y otres actores se enfrentan a la hostilidad, el racismo, el sexismo, el capacitismo, entre otros. La sensación y la realidad de las amenazas y los riesgos se acentúa en el caso de aquelles cuya autoexpresión de género no se ajusta a los patrones impuestos. Y los actores - estatales y no estatales - que les temen a quienes disienten y buscan limitar su derecho a expresar ese disenso agravan esta situación.
Con demasiada frecuencia, las amenazas a la seguridad y protección integral de feministas, activistas y actores antes, durante y después de haber participado en sesiones y espacios para el disenso, el debate y el diálogo tienen consecuencias negativas para elles y sus seres querides. Dichas consecuencias incluyen campañas de desprestigio, prohibición de viajar, amenazas, multas, detenciones, arrestos arbitrarios, malos tratos, tortura, desapariciones y muertes. También se manifiestan como vigilancia, violación a su privacidad, amenazas y ataques tanto virtuales como físicos. El nivel de amenaza y riesgo se reduce o se incrementa según las medidas aplicadas para la seguridad de les participantes en contextos virtuales o físicos. Los estados e instituciones de derechos humanos deben tomar medidas para garantizar la seguridad de activistes y personas que defienden los derechos humanos ya que proclaman que esos espacios habilitan la participación de la sociedad civil. Estas garantías resultan particularmente importantes para aquelles que, por el lugar que ocupan en la sociedad, están en mayor desventaja y corren mayores riesgos por su género y su expresión de género, clase, raza, capacidades y otros factores.

7. Los estados deben demostrar su integridad, principios y prácticas democráticas en todo momento y en todos los espacios del sistema de derechos humanos

El rol, la responsabilidad y la obligación de los estados – tanto individualmente como en y a través de las instituciones y espacios multilaterales – es servir a los intereses de la gente. Los actores corporativos y sus intereses no deben ocupar lugar alguno en estos espacios e instituciones. Los estados, en tanto entidades comprometidas a servir a la gente, deben procurar activamente la participación de feministas, activistas y otres actores de movimientos y sociedad civil. También deben brindar respuestas consistentes en cuanto a la participación de estos actores. Esa participación y esas relaciones se asientan en un respeto profundo, sostenido y auténtico por les feministas, activistas y otres actores así como por sus ideas. Los estados deben cesar en y desistir de todo intento por distorsionar y manipular el discurso, los procesos y mecanismos de derechos humanos al servicio de los intereses de las corporaciones y elites políticas, actuando como representantes de ellas. Los estados deben demostrar su compromiso con el apoyo a todos los derechos para todas las personas y acelerar su compromiso con la idea de que en el transcurso de esta década se pueden satisfacer todas las necesidades de todas las personas en todas partes y realizar plenamente sus derechos. Esto es una obligación para estados que rinden cuentas y son transparentes, así como para cada actor individual que represente a esos estados. También es una obligación para el personal y personas expertas de las instituciones de derechos humanos a título individual y para las instituciones de las que forman parte. No existen excepciones para la participación significativa de feministas, activistas y otres actores de movimientos y sociedad civil.
En esta materia, los estados deben decidir que esto tiene que ser siempre una prioridad.

IV. LLAMADA A LA ACCIÓN 

El Colectivo de la Campaña #SillasVacías se compromete a hacer un aporte colectivo para la movilización de los derechos al servicio de una agenda que garantice la satisfacción de las necesidades de todas las personas en todas partes y la plena realización de sus derechos en el transcurso de esta década.

Illustrations by Medhavini Yadav